martes, 5 de octubre de 2010

Torrecerredo



Como cada verano, nos propusimos un nuevo reto. Esta vez conseguir la cumbre de Torrecerredo. Con sus 2.648 metros es la montaña de mayor altitud de los Picos de Europa, de la Cordillera Cantábrica y también del todo el noroeste de la Península Ibérica, estando enclavada en el Macizo Central de los Picos de Europa o macizo de los Urrieles, en la divisoria de las provincias de Asturias y León. Su cima, con un desnivel de más de 2.200 metros sobre el río Cares, posee unas magnificas vistas del macizo occidental y las canales que vierten sobre la garganta del Cares. Un gran reto para nosotros.

Tipo de marcha: Circular
Distancia: 40 Km
Desnivel acumulado: 1430 m. de subida + 2398 m. de bajada.
La ascensión es una tarea complicada en el tramo final, la ruta normal consiste en una trepada catalogada en las guías como grado II+, por lo tanto de BAJA dificultad técnica, pero con una gran exposición al vacío, por lo que la presión psicológica puede ser enorme o inexistente, depende de cada uno. Pero no nos adelantemos, primero contaros como llegamos a los pies de esta nueva cumbre. Partimos de Madrid el día 16 de julio, y como no, nos comimos el atasco del siglo retrasando nuestra llegada a Cantabria. Allí recogíamos a nuestro guía para esta ascensión. Carlos nos esperaba en su casa, en Cabezón de la Sal, para cenar algo y salir hacia Sotres. Desde allí teníamos planeado comenzar la marcha. Pero con el pedazo de atasco, llegamos a Cabezón muy tarde, sobre la once de la noche, y después de cenar algo partimos hacia Sotres. Decidimos que era mejor, debido al horario que llevábamos, que nos acercaran al collado de Pandebano. Para ello y con la idea de no subir nuestro coche y dejarlo allí las dos noches, contratamos un transporte hasta ese lugar. Un taxista de Arenas de Cabrales, nos subió desde el aparcamiento del funicular de Bulnes hasta el collado. Desde aquí teníamos la idea de llegar a dormir, aunque fuera un rato, al refugio de Vega Urriellu. Al llegar al collado nos encontramos con una niebla tremenda, y extraviamos el sendero nada mas empezar. Así que después de estar andando un rato sin ser capaces de encontrar la senda buena, decidimos quedarnos a dormir al raso, con el orballo que caía, que remedio.
Al amanecer vimos para nuestro disgusto, que aunque habíamos subido demasiado, estábamos a tan solo unos pasos del refugio de la Tenerosa. Bueno que le íbamos a hacer. Así que a las 7:00 de la mañana una vez cogida la senda buena, nos pusimos en marcha hacia Vega Urriellu. A las 9:30 ya estábamos en el refugio, desayunamos y descansamos un poco. La niebla comenzaba a despejarse, permitiéndonos ver la grandiosa mole del Pico Urriellu y el camino que nos quedaba por delante. La idea era ahora llegar hasta el refugio del Jou de los Cabrones a la hora de la comida, para por la tarde intentar la cumbre de Torrecerredo. Desde Vega Urriellu, todo fue coser y cantar, subimos hacia Corona el Raso, trepando en alguna zona y continuamos hasta llegar sin ningún contratiempo hasta el Jou de los Cabrones. Llegamos sobre las 14:30 y recogimos en el refugio la tienda que nos dejaron para pasar la noche, ya que estaba completo. Comimos un poco y partimos hacia la cumbre de Torrecerredo, Carlitos se quedó de guardés, él ya había subido en otra ocasión y decidió que se pasaría la tarde relajado disfrutando con las fabulosas vistas.


Así pues, pusimos rumbo hacia nuestro destino. La aproximación no es difícil, solo cuestión de caminar dándole fuerte a las piernas en las subidas. Sobre las 17:00, estábamos a los pies de la pared que da acceso a la cumbre. En este punto toca dejar todo lo que nos estorbe, para poder realizar el ascenso lo mas cómodo posible, nosotros dejamos los bastones, solo llevamos lo puesto. La subida, como ya dije antes, es una gran trepada de roca, con buenos agarres de caliza, pero muy expuesta, no podemos permitirnos en lujo de tropezar, la caída es de vértigo y da un poco de respeto. La llegada al vértice geodésico de la cima nos produce una gran satisfacción, las vistas son espectaculares y la cima, poco mas de unos metros cuadrados donde poder ponerse para hacernos la fotos. En esta ocasión, tuvimos la suerte de encontrarnos a alguien en la cumbre que venia por otra ruta y al que amablemente pedimos que nos hiciera las acostumbradas fotos.
El regreso es aún mas peligroso, hay que bajar con muchísimo cuidado, y bajar con manos, pies y en nuestro caso con el culo cuando hizo falta. Pero sin novedad llegamos a tiempo de la cena en el refugio a las 8:00. Nos metimos un pedazo de cocido de impresión, comimos hasta reventar, jeje. Después nos  acercamos a ver la fantastica puesta de sol desde el Collado del Agua.
A la mañana siguiente iniciamos el retorno, esta vez la bajada la hicimos en dirección a Bulnes. Larga pero igualmente con unas vista fenomenales.
En Bulnes comimos un poco y después de repostar finalizamos nuestra aventura descendiendo tranquilamente, caminando por un cómodo sendero, hasta el aparcamiento del funicular donde el viernes dejamos el coche.


Objetivo cumplido y enorme satisfacción al conseguir cumplir con el reto.
Mil gracias a Carlitos por hacernos de guía y facilitarnos las cosas, siempre un placer compartir momentos inolvidables en la montaña juntos.







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