La Morra de Lechugales es una montaña española, de la región de Cantabria, que constituye el punto culminante del Macizo Oriental (o de Andara) de los Picos de Europa.La ruta más sencilla para acceder a su cumbre se realiza desde el norte, partiendo del pequeño puerto de montaña llamado Jito de Escarandi, entre los pueblos de Sotres y Tresviso. La ascensión no presenta grandes dificultades, exceptuando una pequeña parte de unos seis metros en su tramo final en la que se requiere un poco de pericia para ascender los últimos metros por una pequeña pared superando un paso de escalada de grado I. Para los no iniciados o más aprensivos puede ser interesante asegurar los pasos más complejos o expuestos con una cuerda auxiliar de 7-8 mm., especialmente en el descenso. También se recomienda su uso con nieve o hielo o para asegurar la progresión glaciar. El subnivel superior puede incluir algunos parajes más verticales (II), por lo que puede ser adecuado el descenso en rappel.
Tipo de marcha: Ida y vuelta
Distancia: 14 Km
Desnivel acumulado: 1144 m. de subida + 1144 m. de bajada
En esta ocasión como veis, el propósito es ascender el pico mas alto del macizo Oriental en Picos. Partimos uno de esos días en los que la niebla nos rodea nada mas aproximarnos a la montaña. Dejamos los coches en el collado y nos pusimos en marcha con la previsión de buen tiempo y con la esperanza de que se cumpliera y saliera un buen día para caminar. La subida se inicia por una pista de tierra muy ancha que sin ningún problema nos lleva en poco mas de una hora al Casetón de Andara a 1.725 msnm, lugar en donde encontramos el refugio de Andara, que normalmente en verano tiene guarda. En la subida hemos ido dejando la niebla abajo, aunque nubes altas un poco negras nos siguen amenazando, seguimos adelante confiando en que no descarguen. Al aproximarnos al refugio una vagoneta antigua de las utilizadas en la mina nos recuerda el pasado minero de la zona. En este punto vamos a abandonar el camino, este rodea los Picos de Macondíu, nosotros ponemos rumbo al Collado de la Aldea, remontando un sendero a la espalda del refugio. Al llegar al collado, giramos a la izquierda en dirección a las Minas de la Providencia, la senda sube por el contrafuerte que separa las dos zonas mineras que vemos al ir ascendiendo, unas a la derecha, Minas de Mazarrasa y a la izquierda, las de la Providencia que citamos antes. Podemos ver también restos de las construcciones que daban cobijo a la población de mineros. Alcanzamos el Pico del Castillo del Grajal y continuamos hacia el Collado del Mojón con sus 2208 msnm. Al collado llegamos una hora y media después de salir del refugio de Andara, ya llevamos dos horas y media desde que aparcamos los coche en Escarandi. Las nubes no se han retirado ni mucho menos y en la lejanía escuchamos algún que otro trueno amenazador, el que ha salido por Picos sabe lo peligroso de las tormentas en la zona, vamos que te cae un rayo por menos de nada. Pero no nos vamos a desanimar todavía y menos ahora que estamos cerca de la cumbre, lo peor de la subida ya lo hemos hecho nos hemos quitado 900 metros de desnivel y solo nos quedan 240 hasta la Morra.
Las vistas desde el collado son espectaculares, vemos la enorme Canal de Arredondas, y proseguimos nuestro camino sin perder altura rodeando el Pico del Grajal de Abajo hasta la Horcada de la Arredondas. Ahora tenemos que bordear el anfiteatro de la Hoya del Evangelista, bajo los pies del Pico del Jierro hasta llegar al collado situado a 2389 msnm entre este pico y la Silla del Caballo Cimero. Nosotros no nos encontramos casi con nieve, pero si que nos toca atravesar algún nevero que nos hace pensar en lo que puede complicarse este paso que bordea la hoya en pleno invierno con sus paredes tan inclinadas. Desde el collado ya tan solo nos queda aproximarnos a la base de la Morra de Lechugales para dejar los bartulos y subir cómodamente los pocos metros de trepada que nos quedan para la cumbre. Ya en la cima, las consabidas fotos y el ultimo calculo de tiempo, hemos tardado en total cuatro horas en subir y además no lo hemos hecho todos, comenzamos el ascenso cinco y por el camino se han quedado dos. Los truenos en algún momento les parecieron demasiado cercanos y ante la posibilidad de que nos partiera un rayo, decidieron regresar y solo subimos los mas colgaos. Pero vamos, como se ve en las fotos, el sol nos recibió en la cumbre sin mas historia. Ahora nos queda regresar para contarlo, para escribirlo y para mojarnos que no todo iban a ser bondades. En el camino de bajada las nubes se volvieron a echar sobre nosotros y descargaron con fuerza durante un rato. Pero solo fue un chaparrón y al pasar el sol nos dejó secar la sopa mientras caminábamos en busca del coche. Tres horas para bajar y fin de la película, total siete horas de pateada por los montes y 1.144 metros de desnivel.